Según la forma de distribución de las ondas, las antenas tienden a clasificarse en tres tipos básicos:
Las antenas de hilo son antenas cuyos dispositivos de emisión son conductores de hilo con unas dimensiones que suelen ser como máximo de la longitud de onda radiada. Son las usadas para anchos de banda de MF, HF, VHF y UHF.
Las antenas de apertura son las que se ayudan de superficies (aperturas) para dirigir el haz electromagnético, concentrándolo en una dirección. La más conocida y usada es la antena parabólica, tanto en aplicación terrestre como para enlaces con satélites. La ganancia (o recepción de señal con menor pérdida) es mayor si el tamaño de la superficie de la antena lo es también: a mayor tamaño, mayor ganancia en una menor apertura angular. Los radares de efecto Doppler, esos con los que se calcula la velocidad a la que se mueve un coche, por ejemplo, también se sirven de un dispositivo parabólico.
En las antenas con reflector parabólico las ondas inciden de modo paralelo al eje principal, reflejándose y yendo a parar a un punto denominado foco centrado en la parábola, si la antena es receptora. Y si es emisora, las ondas surgen del foco y se reflejan en la parábola saliendo del reflector paralelamente al eje de la antena.
Pueden ser: antenas de foco primario, donde el foco está centrado en el paraboloide y tienen un rendimiento de un 60% perdiéndose el resto de la señal por acumulación de nieve, por la propia sombra del LNB (Low Noise Block o “Bloque Amplificador de Bajo Ruido”, dispositivo que recoge la señal, conocido popularmente como ‘alcachofa’) sobre la superficie de la parabólica, o por otros efectos; antenas Offset, en las que el punto focal está montado a un lado del centro del plato, salvando las pérdidas por sombra al estar fuera del foco, siendo éstas menores del 30%; y antenas Cassegrain, que presentan un gran enfoque, una elevada potencia de transmisión y una recepción de bajo ruido.
Por último, y para completar la lista básica de tipos de antena, existen otras llamadas antenas planas, que se usan en los típicos radares de apertura sintética.
Las antenas clásicas de televisión son dipolares, es decir, son antenas con alimentación central empleada para la transmisión o recepción de ondas de radiofrecuencia y son las más simples teóricamente. La antena Yagi es una antena de dipolo a la que le son añadidos unos componentes llamados «parásitos» para hacerla direccional. Ésta es la antena de TV de toda la vida.
Las antenas de TDT se basan en esto mismo. Normalmente son de tipo romboidal (por la forma), pero también pueden ser de tipo Yagi (con los dipolos separados a la misma distancia), logoperiódicas (en las que los dipolos están separados unos de otros siguiendo una serie periódica del logaritmo de la frecuencia de operación), etc. Casi todas llevan dos reflectores en forma de V o en U.